Entrevista a un ex barra de argentinos juniors

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Con solo 23 años, fue barra de Argentinos Juniors, conoce muy bien los negocios del fútbol. Y mientras intenta despegarse de aquel pasado turbulento, cuenta su historia

“Mi vieja casi me tiene adentro de la cancha. Menos mal que llegó rápido a la clínica La Esperanza, que queda a ocho cuadras. Imaginate mi fanatismo por el “bicho”. De chiquito ya andaba por ahí, jugaba a la pelota a media cuadra de donde paraban los barras, hacía de todo ahí.  Ya de más grande estaba con los chicos siempre. Nos juntábamos para ir a la cancha, estábamos ahí, a siete cuadras.  La cosa se dividía en dos partes, porque la hinchada de argentinos esta peleada. Yo era de la banda de Av. San Martín y después estaban los de Carranza”

Una frase muy común es “el futbol es un negocio”, aunque suene horrible es la realidad. Y el poder de las barras es muy difícil pararlo, los dirigentes siguen apoyando el ingreso de esta gente a los estadios. “Los que se ocupaban de las entradas y esas cosas eran los chicos de la “Avenida”, los pibes mas grandes que yo. Un día antes que jugara Argentinos íbamos al club. Estaban los dirigentes comiendo, y te daban, suponete, 600 entradas. De esas, íbamos a Carranza y les dejábamos 200. Después nosotros las repartíamos con los pibes del barrio.

Los dirigentes ya saben, tienen que dejar las entradas y la plata para la droga. Para los viajes al interior lo mismo: nos dejaban las entradas y la plata, y nosotros arreglábamos con los micros. Las dos barras nos juntábamos en un punto y los cabecillas de cada grupo arreglaban las cosas, los que tenían entrada subían al micro pero igualmente siempre llevas algunas personas de más… de alguna forma entran. Siempre arreglas con dirigentes, un contacto hay” Este muchacho, que también esta realizando un tratamiento para despegarse de las drogas en una granja de rehabilitación, tiene 22 meses para reflexionar y pensar en lo que es realmente el futbol. Le cuesta mucho todavía sacarse el barra brava de adentro. Cuenta que hace poco intentó robarse de un tendedero un pantalón de Platense, “El barra lo tengo todavía, es muy difícil olvidarse de todo eso. La adrenalina, la euforia que vivís ahí en el medio de las banderas y los cantos”

-¿De que les sirve a los dirigentes que haya barras?

-Y por ahí ellos tienen algo aparte, o tienen que apretar gente entonces nos mandan a nosotros. Por ejemplo un jugador de otro equipo que no quiere arreglar para venir, u otro que está a préstamo y no quiere volver. Pero el barra no va porque es “hincha” del club, va porque el dirigente le pone la plata. Gratis no es nada…Hoy el modo de manejarse de las barras cambió mucho. Son demasiado violentas, las de Chacarita y Chicago. Ya no te vienen a pegar.Antes eran piñas “te saco la remera” y listo, ahora son tiros directamente. Se matan por cualquier cosa. En cualquier empleo el modo de ascender a un mejor puesto es realizando buenos trabajos, presentando proyectos y tal vez una cuota de suerte. Para el barra brava, es algo diferente: “Una vez fui a pedir entradas y no me querían dar, de malditos solamente, porque siempre me daban y esa vez no tenían ganas. Yo en ese momento paraba con 15 chicos mas, pedía para ellos también. Entonces me tuve que pelear ahí para que me las dieran, me la bancaba, no tenía problemas de agarrarme con ninguno. Así es como te vas haciendo de un lugar ahí, y te ganas el respeto de los demás”

Una pregunta que antes de terminarse ya estaba siendo respondida.

-¿Pasa que los jugadores van para atrás para…

-Si.

-…echar a un técnico?

-Imagínate que si se sienten bien con uno, y después vengo yo, me van a dar un margen para ver que onda… pero después hacen lo que quieren. Vos los podes poner “4-4-2”, y después son ellos los que se mueven. Hacen lo que quieren.

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